¿Qué tal, chicos? ¿Adivinen dónde estoy? ¡Milán, Italia! Estas mujeres son guapísimas y, vaya, ¡qué suerte tuve! Conocí a una veinteañera guapísima que estaba dispuesta a enseñarme los alrededores. Tuve que llevarla a mi habitación y enseñarle también mi polla. ¡Nada como una mamada italiana!
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