Madison Summers pasó por la casa de sus padres para hacerles una visita sorpresa, pero por desgracia estaban fuera de la ciudad. Su padre le recomendó que pasara un rato con su vecino, Michael, mientras tanto. Michael le dio la bienvenida a Madison cuando ella le contó su pequeño problema y le permitió quedarse en su casa. Mientras pasaban el rato, Madison empezó a hablar de cuánto le dolían los pies. Pues bien, a Michael le encantan los pies, así que se ofreció a darle un pequeño masaje. Madison vio cómo le crecía la erección en los pantalones mientras Michael le frotaba los pies, así que cuando Michael se iba a duchar, Madison se unió a él y le dejó jugar con mucho más que solo sus pies.
