Bunny Fae recibe a un entrenador, pero Bunny está más interesada en observar su cuerpo que en ejercitar el suyo. Lo convence de quitarse la camisa y empieza a tocarlo. Su mano empieza a deslizarse por sus pantalones. El cliente siempre tiene la razón, así que, por supuesto, su entrenador le dio la D que quería.
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