Una clienta denunció que le habían robado el teléfono en la tienda. Se revisaron las cámaras de seguridad y se localizó y detuvo a la sospechosa. Tras ser interrogada, la sospechosa admitió ser una ladrona habitual, pero no la autora del robo. Se llamó al teléfono y se encontró que sonaba en su poder. El incidente se gestionó internamente y la sospechosa aprendió la lección.
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