Carmela ha sabido que necesita amor duro desde que me descubrió. Y aquí está, empapada, lista y dispuesta a dejarme destrozarle su dulce coño y azotarle su grueso culo puertorriqueño. Era una zorrita muy feliz cuando terminé con ella. Ni que decir tiene que esta tía ahora tiene el visto bueno del amor duro.
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