Encuentras una moneda de oro de la suerte bajo un arcoíris y de repente aparece una duendecita adolescente y atractiva. Se ofrece a concederte algunos deseos. Pides los dos primeros y los arruinas. ¡Que te jodan, duendecita! Se lo toma al pie de la letra y consigues tu último deseo. Solo asegúrate de dejarle un poco de crema irlandesa antes de terminar.
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