Penélope Kay pide comida a domicilio, pero cuando sale a buscarla, la puerta de su casa se cierra de golpe. Parece que se le acabó la batería de la cerradura sin llave y tiene que llamar a alguien de su compañía de seguridad para que pase a recogerla. Lo peor es que salió en bragas y tiene un poco de frío. Por suerte, el guardia de seguridad le ofrece su chaqueta para abrigarse. En cuanto vuelve a entrar, decide agradecerle masturbándose con la boca y el coño.
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