A Lala Ivey le gusta que los dulces combinen con su ropa. Quizás por eso trajo esa piruleta rosa. O eso, o simplemente le encanta chupar objetos redondos y brillantes. Cuando por fin guarda la piruleta, se tumba boca arriba y abre sus largas y diminutas piernas para jugar con su adorable gatito negro. Nos invita a entrar mientras se frota los pezones, y luego nos mira con pasión mientras lame el Jolly Rancher rosa de nuestro semental. Finalmente, nuestro semental saca la polla y se corre por toda la cara y la boca de Lala. Debe saberle a sirope de vainilla, porque no podría estar más contenta con él goteando por su garganta.
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