Aaliyah Hadid es nuestra sospechosa. Le muestra el interior de la casa y se somete a una prueba de pudor. La taladran analmente con su hiyab puesto y disfruta de cada centímetro de carne blanca que se desliza en sus panes de pita. Se come el pastel americano de nuestro semental, que en este caso es su ano, mientras él le hace una paja con su vara de libertad delante de la cara. Luego, le mete su democracia en la garganta.
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