¡Hoe, hoe, hoe! A veces los mejores regalos vienen de los niños más pesados. Este no solo me dejó la leche y las galletas de siempre. ¡Ay, no! Me dejó a su tía, que está buenísima, y su galleta. Después de que me hiciera un baile especial, me moría de ganas de regalarle un regalo extra especial.
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