Eliza Ibarra sabe que es un poco raro y extraño pedirle dinero a un desconocido en Las Vegas, pero ni lo raro ni lo aleatorio la detendrá. Dice que perdió la cartera y que su teléfono está muerto, pero lo más probable es que se haya quedado sin blanca en los dados y solo busque un poco de dinero extra para compensarlo. Nuestro semental cree que podría ser una trampa, pero ella le asegura que solo intenta conseguir dinero para un billete de avión a casa. Entonces él entra en su sala de estar mientras ella se frota el jugoso clítoris. Él se la mete por detrás, y luego ella se sube encima y le hace la lavadora, girando sobre su polla más rápido que un centrifugado industrial. En cuanto nuestro semental se corre, ella está lista para salir por la puerta, dejándolo con ganas de más.
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