Estaba en casa, relajándome en el sofá, cuando llamaron a la puerta del patio. Era una vecina hippie y guapa, que había estado allí antes y me había chupado la polla. Esa vez, le puse los ojos como platos a su bonita cara de porcelana. Esta vez necesitaba que le follaran y le llenaran el coño de firebush.
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