Para controlar las tendencias promiscuas de su hija, los padres de Sailor Luna la han enviado a casa de su tía a pasar el verano. Su tía es muy religiosa y esperan que se le pegue algo de la buena lectura y tal vez vea la luz. Cuando su tía se va, se queda con su primo empollón y fanático de la Biblia. Lo usa como un juguete sexual, metiéndose su pene virgen. Pensamientos impuros lo invaden cuando su madre lo sorprende follándose al Espíritu Santo de su prima promiscua.
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