Lala Ivey está buenísima, así que no es de extrañar que de vez en cuando le guste desnudarse por completo y pasar el rato junto a la piscina en traje de baño. Cuando su vecino entrometido entra a escondidas en su patio trasero, casi se corre en los pantalones. Sale corriendo, pero cree que aún puede causar una buena primera impresión en esta atractiva diosa de ébano. Así que toca el timbre. Resulta que Lala es cálida y acogedora. De hecho, es tan cálida que deja caer la toalla al suelo mientras le muestra a su nuevo vecino la casa. Lo sube a su habitación, lo tira en su cama y le dice que sabe que la ha estado observando. Luego saca su vara para inspeccionarse el cuerpo. Le gusta lo que ve antes de deslizar su polla en su boca. Le hace una mamada de ébano de primera mientras él le come el coño morado. Luego recibe su polla monstruosa en su consolador negro y él termina salpicándole la cara con su loción. ¡Lala parece que está lista para volver a la piscina!
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