Normalmente, nunca dejaría mi billetera en el carrito del supermercado; y menos a propósito. Pero cuando vi a ese tío guapo en el estacionamiento mirándome como si quisiera follarme a lo bestia, quise que me follara a lo bestia. Y lo supo cuando lo miré mientras dejaba mi billetera en el carrito. Diez minutos después de llegar a casa, llamaron a la puerta y me pusieron una polla enorme en la boca. Y hasta recuperé mi billetera.
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