Rosalyn Sphinx tomó un taxi para ir al aeropuerto y ella y el taxista se hicieron amigos enseguida. Él descubrió que Rosalyn quería ser actriz y que su vuelo se canceló a mitad de camino. ¡Qué lástima! Por suerte, al taxista le pareció guapa y la invitó a su casa. Luego jugó hockey de amígdalas con su pene en la garganta de Rosalyn, y luego la hizo montarlo hasta llenarla de juguetes. ¡Podría ser la mejor pasajera que haya conducido!
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